02/12/2024

APRENDER A DECIR NO SIN SENTIRSE CULPABLE

“Cuando digo NO me siento culpable”. La asertividad es aprender a conocer y manifestar nuestros propios sentimientos, derechos u opiniones, respetando a los demás y sin herir a nadie: Esa es la clave.

 

Hace tiempo que me ronda por la cabeza escribir un artículo que hable sobre la difícil tarea de aprender a decir: “Ya basta” y a decir: “No“. Aunque parezca sencillo aprender a pronunciar esas palabras, para algunas persona realmente no lo es.

 

Todo comienza cuando vamos dejando pasar a nuestra vida a personas que, lejos de entender la palabra amigo, la utilizan en una sola dirección, cómo una carretera de un sólo sentido, el suyo propio.

 

Esas personas que aparecen y desaparecen, que te llaman insistentemente o de repente dejan de llamarte, esas que te acompañan a cualquier lado o que sutilmente van apartándose de tu vera. Esas que confunden tu bondad, con su interés. Esas que convierten sus tareas en una obligación tuya. Esas que van minando tu día a día con un sinfín de preocupaciones, ocupaciones y post-ocupaciones que realmente no te pertenecen. Y es la hora de decir: “Ya basta“, es la hora de decir: “No“.

Es evidente que no podemos ir por la vida, “pasando” de todo el mundo y sin convivir con las personas que nos rodean, no podemos ir por la vida, ajenos a todo y a todos, no podemos meternos en una burbuja. Pero si que podemos, o por lo menos lo hemos de intentar, identificar a ese tipo de persona que entienden la amistad cómo un “kleenex de usar y tirar

Éstos elementos son similares a las famosas “rémoras“, ese tipo de pez que se pegan a otros mas grandes que ellos para usarlos cómo medios de transporte.

 

 

Y es que la amistad hay que entenderla cómo una relación en la que que hay un flujo constante y bidireccional de sentimientos nobles e intereses tales cómo: confidencias, apoyo, sacrificio, unión, complicidad y esfuerzo por conservar la propia amistad. En el momento que deja de ser bidireccional, deja de ser amistad y se convierte en una extraña relación de egoísmo por un lado y servilismo, por el otro.

Es en la infancia y poco después en la adolescencia (con la ayuda de los educadores) donde hay que empezar a detectar a estas personas, para poder tener claro el concepto de “amigo” y sanear nuestras relaciones personales.

Aún así, los que ya nos consideramos “adultos”, deberíamos de hacer un balance o inventario de nuestras “amistades” y replantearnos seriamente esas relaciones, en caso de ser necesario.

Es primordial, aprender a poner fin a esas relaciones tóxicas y que en nada nos ayudan a ser mejores personas, sino todo lo contrario. Ya que a la larga merman nuestra autoestima.

Es importante aprender a decir: “Hasta aquí, y ya no más“, aprender a decir: “No“, que aunque creamos que nos traerá después malos remordimientos, nos traerá la sana paz interior del que reserva para quien verdaderamente sabe apreciar su amistad.

Es fundamental tomar el timón de nuestra vida y de nuestras emociones, para poder dirigirlas a personas que nos hagan crecer y ser mejores personas, personas que vayan en sintonía con nuestra amistad. Al fin y al cabo la vida es un viaje en el que no puedes decidir la duración, pero si que puedes elegir el medio de transporte, y lo mas importante, puedes elegir quien quieres que sea el compañero de viaje y quién no.

Diego Gallardo

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *