01/05/2024
¿POR QUÉ DIABLOS NOS GUSTA EL BLACK FRIDAY?

¿POR QUÉ DIABLOS NOS GUSTA EL BLACK FRIDAY?

¿Alguna vez te has preguntado por qué, año tras año, te encuentras inmerso en la locura del Black Friday? ¿Por qué, a pesar de tus promesas de «este año no caigo», terminas navegando en un mar de ofertas y descuentos?

 

Bienvenido al análisis menos serio pero más honesto sobre este fenómeno global. Aquí, entre sarcasmos y verdades a medias, desentrañaremos los misterios psicológicos y sociológicos detrás de nuestra extraña afición por el Black Friday.

 

¿POR QUÉ DIABLOS NOS GUSTA EL BLACK FRIDAY?

 

La Llamada de la Selva Consumista

Primero, reconozcamos una verdad universal: comprar es divertido. Sí, lo dijimos. La anticipación, la emoción de la «caza de gangas», todo eso dispara en nuestro cerebro una fiesta de neurotransmisores felices. ¿La razón? Al comprar, especialmente bajo la presión de una «oferta por tiempo limitado«, nuestro cerebro libera dopamina, esa sustancia química que nos hace sentir eufóricos. Básicamente, el Black Friday es como un parque de atracciones para adultos, pero en lugar de montañas rusas, tenemos descuentos del 50%.

 

La Manada en Acción

Ahora, profundicemos en el aspecto sociológico. Somos seres sociales; nos gusta sentir que pertenecemos a un grupo. Cuando ves a todo el mundo hablando, planeando y participando en el Black Friday, es difícil no querer ser parte del club. Además, en esta era de redes sociales, ¿quién no quiere presumir de sus súper compras? «Mira, conseguí este último modelo de smartphone a mitad de precio», dice el post que secretamente esperamos que recoja más likes que el gato haciendo algo adorable de tu amigo.

 

¿POR QUÉ DIABLOS NOS GUSTA EL BLACK FRIDAY?

La Ilusión de la Gran Victoria

Otro aspecto fascinante es el efecto de la «gran victoria«. Psicológicamente, nos encanta sentir que hemos ganado algo, especialmente si es en competencia con otros. En el Black Friday, cada compra se siente como un trofeo, un testimonio de nuestra astucia y habilidad para cazar ofertas. «¿Viste eso? Conseguí el último televisor 4K con un 70% de descuento. Soy un genio de las compras«. Claro, ignoramos convenientemente el hecho de que compramos un televisor cuando ya teníamos tres en casa.

 

En resumen, el Black Friday apela a nuestros instintos más básicos: la alegría de la caza, el deseo de pertenencia social y la satisfacción de una victoria percibida. Aunque sepamos que es una trampa comercial, caemos una y otra vez en la dulce tentación de las ofertas. Así que la próxima vez que te encuentres justificando esa compra impulsiva, recuerda: no estás solo en este frenesí consumista. Estamos todos juntos en esto, riendo (y a veces llorando) todos camino al banco. ¡Feliz Black Friday!

 

 

 

 

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